A veces leemos en esta columna opiniones de lectores que apuntalan sus dichos con etiquetas que supuestamente definen indiscutiblemente conductas o situaciones. Una etiqueta muy usada últimamente es "fanatismo". Esta palabra en el diccionario de la RAE se define así: "Apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas". Yo me pregunto si en nuestro país la palabra "fanatismo" se aplicaría correctamente a quienes apoyan y defienden apasionada y tenazmente a los gobernantes que por años les han brindado beneficios tales como acceso a la alimentación diaria, a la salud del grupo familiar, a la educación de sus hijos, a la cultura y entretenimiento; o más bien el término les "encaja" mejor a quienes siguen defendiendo a un modelo que está provocando tantos déficits en empresas que están suspendiendo y echando a miles de trabajadores. Un gobierno que con sus medidas ha contribuido a subir aún más la inflación, que ha congelado los salarios provocando la caída vertiginosa del consumo interno, que ha reducido las facilidades para el acceso a la alimentación, la salud, el deporte y el esparcimiento no sólo de los más humildes sino de toda la clase media. ¿Quiénes son los fanáticos que en forma desmedida y enceguecidamente siguen idolatrando a los que les están robando el futuro?