Para que el Concejo apruebe que las cámaras de seguridad sean instaladas y funcionen, la intendencia pidió y logró que se aprobara que se utilicen también para labrar multas de tránsito, es decir hablando de forma que se entienda fácil, para hacer caja, función en la que tienen una efectividad asombrosa. En primer lugar existe fuerte incompatibilidad técnica entre estas funciones, y para citar las más obvias es su ubicación y la zona de monitoreo, para seguridad un domo a mitad de cuadra y para tránsito en la esquina con captación de zona. Otra diferencia es que para velocidad de transito es necesario tecnología de cinemómetro o efecto doppler que encarece el artilugio y que para que sea legal debe estar verificado metrológicamente por el Inti. Todo más caro y aporte cero a la seguridad. Otra pregunta obvia es para qué sirve una cámara en las esquinas de avenidas periféricas desiertas con semáforo a las dos de la mañana, y la respuesta es muy sencilla, para que nos asalten cuando paremos para eludir la multa. No existe la posibilidad de que la cámara alerte a tiempo a las autoridades y los delincuentes y asesinos escaparán eludiendo todas las cámaras cuya ubicación conocerán perfectamente. Hace un tiempo un ex gobernador confesó que de noche no paraba en los semáforos por temor a ser asesinado en un robo. Lógicamente, funcionarios y concejales que salen de trabajar, si lo hacen, a las 15 horas consumiendo los recursos de la patria chica no saben las tribulaciones de los ciudadanos que regresan a sus hogares de noche después de producir los recursos para la patria grande y tienen que circular por las calles y avenidas desiertas expuestos a los depredadores que estos funcionarios pareciera que no saben o no quieren reprimir. Me daré el lujo de ser políticamente incorrecto porque soy predado y no predador. A la delincuencia con el nivel que nos azota, no se la previene, se la reprime. La prevención es estar a la defensiva, reprimir es pasar a la ofensiva. Estamos cansados de tener miedo, es el mundo del revés porque los temerosos deberían ser los delincuentes y no los ciudadanos honrados que llegamos al límite inimaginable de tener que aceptar que a los 16 años pueden votar pero no son castigados por matar. Lo que debería hacer la Municipalidad para legitimar esta decisión es publicar mensualmente cuántos delitos se evitaron y resolvieron con estas cámaras y cuantas multas se confeccionaron.