Es insólito y rechazable, bajo todo punto de vista, la actitud muy parcializada de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh) de insistir con tanta vehemencia sobre la excarcelación de Milagro Sala, acusada de varios delitos de suma gravedad (defraudación, robos, extorsión y hasta asesinato). Mientras tanto, se ha desentendido totalmente de los miles de ciudadanos venezolanos que están presos y torturados en cárceles militares, bajo un régimen manejado por asesinos y criminales liderados por Nicolás Maduro, un personaje siniestro y demente que ha transformado al país en un clima de terror y en un baño de sangre. Es evidente que el silencio de la Cidh, influido por ideologías extremistas, aprueba los crímenes que Maduro comete contra el pueblo vanezolano. Como dice muy claro el refrán: "El que calla, otorga". Además, tiene el "visto bueno" de los ex funcionarios que saquearon nuestro país durante la "década ganada" (¿o robada?), y hoy, con un cinisno sin fin, son candidatos.