El vocablo "Don" antepuesto al nombre de una persona significa de origen noble; para algunos esta interpretación es errónea y aclaran que se escribe y pronuncia como una manifestación de respeto. Como quiera que sea, en el léxico popular no se designa o llama Don a una persona por sus vínculos con la realeza, sino porque suma muchos decenios vividos; sea un ilustre hombre público, un comerciante del barrio o un vecino. A propósito de hombre público, Ovidio Lagos no fue descendiente de la nobleza, de un conde o de un duque; pero Don Ovidio Lagos lucía la nobleza de su corazón. Hombre ilustrado y creativo, periodista, político, trabajador gráfico y hasta soldado, fundó este diario: La Capital, el 15 de noviembre de 1867; que fue el primero del país por lo que ganó el merecido título de: El Decano de la Prensa Argentina; es decir, el primero en crearse y el más antiguo de los que están en circulación. El nombre La Capital surgió de la intención de apoyar la instauración de la Capital Federal en Rosario; y con su prédica fogosa apuntaló firmemente una ley sobre el tema que fue aprobada, aunque resultó vetada por el presidente Sarmiento. Tras su fallecimiento en agosto de 1891, Don Ovidio Lagos dejó una estela luminosa de intensa actividad política, solidaria y plena de iniciativas y proyectos; pero la historia lo recordará por la fundación de su diario. En el magno aniversario que se avecina, El Ciudadano, El Litoral, Diario Uno, La Nación, Clarín, Página 12, Crónica, Popular, La voz del interior, La Gaceta, Río Negro, El Día, La Nueva, El Norte, Democracia, El Territorio, Norte, Nuevo Diario, Primera Edición, Puntal, El Tribuno, El Ancasti, Los Andes y la prensa escrita y online en general, saludarán cordial y respetuosamente a La Capital: el de "las columnas que pertenecen al pueblo". Por eso el próximo 15 de noviembre, los periodistas, cronistas, humoristas, dibujantes, fotógrafos, empleados, amigos, anunciantes, "canillitas", lectores y quienes tenemos la suerte de escribir algunas sencillas cartas en esta sección, formularemos un brindis virtual diciendo ¡Salud diario La Capital!, Decano de la Prensa Argentina; levantamos estas imaginarias, sonoras y cristalinas copas, para que sus rubias burbujas escriban en las páginas del aire: por otros 150 años de exitosa trayectoria.
Luego de haber mantenido una frenética controversia a través de varias cartas que quienes dirigen esta sección —una de las más leídas del diario— gentilmente accedieron a publicar, y que en cierto modo estuvo a punto de producir (aunque siempre en un tono de rigoroso respeto) una de las tantas grietas que pululan desde hace tiempo en nuestra querida patria, y que hubiéramos podido llamar "la grieta de las jineteadas", hemos decidido luego de varios y amigables encuentros enviar una nota conjunta para contar a los lectores que salvo algunas pequeñas e insignificantes diferencias, ambos hemos llegado a concluir y coincidir en un sentimiento profundo de "amor por los caballos".
N. de la R. Hace unas semanas, el lector Rapado escribió en este espacio pidiendo el fin de las jineteadas y argumentando el sufrimiento de los caballos. Por su parte, Uribe hizo una defensa de esa práctica esgrimiendo parte del reglamento que los jinetes deben respetar para realizar esa tradición criolla.
Las flechas del escudo provincial
Un proyecto de ley promueve modificar el escudo y bandera de Santa Fe, invirtiendo el sentido de las flechas. Algunos se oponen considerando que son parte misma de la historia provincial. Tienen razón, pero a título personal coincido con la propuesta de cambio desde una perspectiva diferente. Asumo el riesgo. El esquema de lanza y flechas volcadas (1816) remite al escudo de Artigas (donde todas apuntan hacia arriba); en 1822 pasó a la bandera creada por el gobernador Estanislao López. En 1895 y sin apoyatura documental, Ramón Lassaga dijo que el conjunto significaba "la barbarie del salvaje vencida por el caballero cristiano". La antojadiza versión pudo inspirarse en un sello oficial, donde hay un conquistador con lanza pero ninguna flecha. El dato se difundió sin mayor crítica y consta en la web oficial. Esas palabras causan el lógico rechazo de los pueblos originarios, principal motivación del proyecto. En el Museo "Marc" está el bastón de mando de López, lleva las flechas hacia arriba confrontando con la interpretación de Lassaga. López vivió entre los originarios desde sus 13 años; guerreó contra tribus hostiles, pero confió la vida a su escolta de aborígenes. Lanza y flechas eran propias de los originarios, el arma de blancos fue siempre la espada, de portación prohibida, incluso para mestizos. El bastón justifica que en tiempos de López la dirección de las flechas era indiferente. Para superar la visión discriminante que algunos encuentran en el escudo e invocando al testimonio histórico del bastón, veo plausible modificar el sentido de las flechas. En una democracia lo trascendental es unir, si es necesario mediante una prudente resignificación y evitar confrontaciones estériles.
Devolución de un bolso perdido
Hay acciones que reconcilian con la vida. Por ejemplo, la del conductor del taxi chapa 1493, Rubén Aldo Alarcón, que el miércoles 19 de julio, cerca de las 20, nos localizó para devolvernos una mochila que habíamos olvidado 20 minutos antes en su coche. Volvió al lugar donde habíamos bajado y permanecíamos con la máxima angustia a la espera de un milagro, recuperar el bolso. En ese tiempo también se interesó en ayudarnos el señor que cuida coches en Córdoba al 2200. El milagro del bien incluyó además a un pasajero que subió después, encontró la mochila en el asiento de atrás y se la entregó a chofer, de esta persona no tenemos el nombre pero viajó hasta la terminal de ómnibus. Ojalá lea estas líneas. Y ojalá también que siempre encuentren en su camino al taxista Alarcón y al pasajero sin nombre.
A los concejales de Rosario
La calle San Juan al 1200 está ubicada en la ciudad de Rosario, donde ustedes viven y legislan. A esa altura hay dos edificios abandonados que pertenecían a dos mercados y, arriba de uno de ellos, funciona un hotel clandestino sin nombre y que se llamaba "Vizcaya". Los edificios están llenos de ratas, mugre y malos olores, afean el centro, el barrio y atentan contra la salud de los vecinos. Ruego que alguno de ustedes se ocupe de este tema, los vecinos nos merecemos vivir un poco mejor.
Los textos destinados para Cartas de los Lectores no deben exceder las 200 palabras. Tienen que consignar nombre y apellido del autor, número de documento de identidad, domicilio, número de teléfono y deben estar firmadas, sin excepción. La Capital se reserva el derecho a resumirlas y corregirlas. Enviarlas o traerlas personalmente a Sarmiento 763. Por correo electrónico a [email protected] o a través de www.lacapital.com.ar.