El domingo 5 de febrero por la mañana, mi hija compró en un local de venta de ropa cuyo nombre empieza con AK, ubicado dentro del Fisherton Plaza Mall dos remeras, una de ellas para regalarme. Por la tarde, regresé para cambiarla por otra. La vendedora, muy amable, expresó que había una diferencia pecuniaria a nuestro favor, sin embargo advirtió que la devolución del dinero era inviable (treinta pesos). Entonces solicitamos una nota de crédito, y se lamentó mucho, pero respondió que "la casa no da notas de crédito". En consecuencia, sencillamente, se quedan con un dinero que no les pertenece, lo que se dice enriquecimiento indebido. Muy a su pesar, mi hija pagó una diferencia y se llevó otro artículo. La empleada hizo hincapié en que ella no era la que tomaba las decisiones, pero que esa es la política del local. Quiero que se conozca este proceder, porque en definitiva convalida el hecho de que estamos acostumbrados a que mediante conductas abusivas nos despojen de lo que nos corresponde y para no discutir, indefensos, metabolizamos el enojo sin tomar ninguna medida. Muchas gracias.