A usted le quiero hablar, señor chofer de la línea M que todos los días a las 6.40 de la mañana me deja a pie en la ruta 21, en Arroyo Seco. Quiero contarle que soy un trabajador, igual que usted, que viajo más de 50 kilómetros hasta Rosario todos los días para poder sostener una familia, y que gracias a su actitud (que habla mucho de usted como persona) estoy teniendo problemas en el trabajo, porque "gracias a usted" llego todos los días media hora tarde. Por suerte para usted, vivimos en un país donde las burocracias y los reclamos son eficaces solamente cuando son en sentido descendiente. Cuando un simple ciudadano quiere reclamar contra una gran empresa ante cualquier entidad reguladora, se encuentra con que no alcanza ser uno, necesita una multitud que lo respalde. Y no queda otra que resignarse y aceptar que hay muchos como usted que tristemente aportan su granito de arena para que este país siga siendo un país mediocre. Lo saludo cordialmente y espero tenga una buena vida.