Hace casi dos años la noticia de que quienes se formaban como maestros tenían como materia obligatoria jugar al buraco, tomar clases de malabares, origami, encaje, yoga, acrobacia, aerobic o telar, entre otras alternativas, dejaba sin palabras al más distraído. El cursado era y es parte del nuevo plan de estudio reformado por la provincia de Santa Fe para quienes quieren ser docentes.
Como era de prever, enseguida se armó el revuelo y los funcionarios de turno salieron a aclarar que esas clases de buraco "habían sido sólo por tres semanas por falta de cupo en otros espacios y que ya no corrían". Lo que sigue siendo una realidad es que el paso obligado por estos talleres sigue vigente.
Es que en esta nueva currícula para preparar maestros que diseñó la provincia se incluyeron materias obligatorias, como el "Itinerario por el mundo de la cultura", asignatura a la que deben asistir los estudiantes de los profesorados en los cuatro años que dura la carrera docente.
Según se argumenta en el portal de Educación de la provincia sobre esta materia, "el Itinerario por el Mundo de la Cultura se establece como un trayecto obligatorio a lo largo de la carrera de formación docente orientado al desarrollo de la sensibilidad y de nuevos vínculos sociales y emocionales que enriquezcan al futuro maestro".
Como se verá, metas muy amplias que dan para todo; y ese todo en un mismo plano de igualdad, desde pasar por un taller literario a participar de un juego de mesa, en un tiempo tan precioso para un joven como es el transcurso de una carrera de nivel superior.
Los itinerarios se implementan por convenios que hace el ministerio con organismos gubernamentales, ONGs, clubes y asociaciones de todo tipo, por lo que es de imaginar que lo que prima aquí es el voluntarismo de quienes lo dictan.
Eso explica también que, como esta materia se aprueba con la asistencia, en muchos casos la misma "se arregla con el profesor". Y, como manifestó un grupo de estudiantes, "la elección se hace más por conveniencia y posibilidad horaria que por gusto".
Quizás ya no hay buraco, pero este verano el Ministerio de Educación habilitó a los alumnos de los profesorados a "adelantar esta materia" ofreciendo actividades propias de la estación. Por ejemplo, "natación o caminatas desde el parque Urquiza hasta los silos Davis una hora, dos veces a la semana", como relató una joven alumna más feliz por haberse sacado esa "pesadilla" de encima que por haber aprendido algo diferente.
Pasado en limpio: un requisito para ser docente en Santa Fe es caminar por el parque Urquiza.
Esta revelación hace ruido de manera particular en la semana que Rosario destina a muchas actividades para festejar a los libros (III Semana de la Lectura) o bien cuando la Unesco declara al 2012 como el año destinado a resaltar esta práctica.
Pero sobre todo cuando hace muy poco se lanzó a nivel nacional una política para intensificar la práctica lectora en la escuela primaria, poniendo el acento en el trabajo docente.
Iniciativa que parte de un dato preocupante: en las evaluaciones nacionales a los chicos no les va también como se espera. Un terreno, el de la lectura, donde hay mucho por mejorar.
Y está claro -como aseguran los expertos- que después de todo leer es la herramienta más clara que permite acceder a cualquier conocimiento o, dicho desde el llano, significa ni más ni menos que a los chicos les vaya bien en la escuela.
En esta tarea -como apunta el plan de intensificación de la lectura en la primaria- son los maestros los que tienen el compromiso principal de contagiar esas ganas.
Un quehacer inicial que bien interesante sería ocupara un lugar privilegiado en la formación docente santafesina y que, lamentablemente, por ahora no lo tiene.