El cadáver de la bebé que apareció en la ciudad de Santa Fe en las primeras horas del jueves último, arrastrado por un perro que lo trajo entre sus dientes hasta la casa de su dueño, presentaba mutilaciones compatibles con el ataque de animales como roedores, perros u otros que frecuentan el terreno baldío en el que se presume fue arrojado.
El dato, que incrementa de por sí el horroroso fin de esa criatura, no fue desmentido por la Fiscalía del Crimen del Ministerio de la Acusación desde la que, en cambio, se informó a este diario que no se haría público todavía el resultado de la autopsia a que fue sometido el cuerpito en la morgue judicial, hasta que se conozcan las conclusiones de los estudios complementarios que los peritos forenses encargaron a un laboratorio de la ciudad de Rosario.
Existe mucha expectativa en la autopsia para conocer las precisiones del desgraciado final de la bebé. Entre ellas, determinar si fue producto de un aborto o tuvo un nacimiento normal; en esta última hipótesis si nació muerta y entonces, alguien (puede que haya sido o no su progenitora u otra persona) se deshizo del cadáver supuestamente tirándolo en el terreno baldío donde lo encontró el perro que es mascota de un vecino domiciliado en Hermanos Madeo al 1300 del barrio San Lorenzo. Pero también si nació viva, y en ese caso cómo murió.
Más allá del hermetismo de las autoridades que investigan el truculento caso, esos interrogantes llevan a otros dos que son estremecedores: ¿La recién nacida estaba con vida cuando fue arrojada al terreno convertido en una suerte de basural a cielo abierto? ¿Vivía aún (las temperaturas de la noche del miércoles y madrugada de jueves fueron verdaderamente invernales) cuando fue atacada por los animales que, se presume, le ocasionaron las mutilaciones?
Mutilaciones. Aunque de modo extraoficial, La Capital pudo saber que al pequeño cadáver prácticamente le faltaba un bracito y se le advertían heridas compatibles con las que se hubieran producido si éste hubiere sido arrancado a los tirones. También en el otro brazo y en los pies se registrarían heridas que hacen presumir mordeduras de animales.
Se estima que en los primeros días hábiles de la semana próxima se podrán responder estos interrogantes una vez que el Ministerio de la Acusación reciba los análisis que se remitieron a Rosario. La certeza que se espera de esos datos permitirá configurar la preeminencia de una de las varias hipótesis que se siguen y con ella el tipo delictivo sobre el que dirigir la investigación, que podría ir desde abandono de persona a homicidio, delitos cuyas condenas podrían ir desde los cinco años de prisión a perpetua.
Tal como publicó este diario ayer, las primeras diligencias estuvieron destinadas a dar con la progenitora de la beba muerta. Aunque tampoco se informó al respecto, trascendió que en el barrio habría dos mujeres en estado de gravidez. Una de ellas aún continúa con su embarazo y de modo público. La otra es la joven que ingresó con un cuadro infeccioso a causa de un presunto aborto incompleto el martes último y se encuentra internada en el hospital Cullen de la ciudad de Santa Fe. Esta joven, quien ya tiene una nena de tres años, vive con su madre y su padre (aunque éste últimamente no habría estado en el domicilio, al igual que un joven que sería su pareja, en los últimos meses), a tan solo tres casas del terreno baldío.
No se sabe a ciencia cierta si el perro que protagonizó el descubrimiento del cuerpito lo encontró en dicho lugar aunque todo parece indicar que fue así, dado que su dueño lo sacaba todas las mañanas y e incluía el sitio en su recorrido.
Inicialmente, Jorge, el dueño del perro, creyó que se trataba de un muñeco el que su mascota dejó en la vereda de su casa. Una vecina que se acercó comprobó la verdad. Fue entonces cuando la conmoción ganó a la populosa barriada del suroeste de la capital provincial. El jefe de la Unidad Regional I de policía, comisario Adrián Rodríguez, confirmó que los vecinos llamaron al 911 a las 7.40 del jueves estupefactos ante el hecho.