Bulgaria entró en un nuevo rumbo político tras la dimisión de su primer ministro, el proeuropeo Boiko Borisov, y la elección de un presidente afín a la Rusia de Vladimir Putin.
Bulgaria entró en un nuevo rumbo político tras la dimisión de su primer ministro, el proeuropeo Boiko Borisov, y la elección de un presidente afín a la Rusia de Vladimir Putin.
Rumen Radev, candidato apoyado por los socialistas y favorable a Rusia, ganó las presidenciales con 59,35 por ciento de votos. La candidata del primer ministro Borisov, Tsetska Tsatcheva, obtuvo 36,17 por ciento. Tras la derrota, Borisov anunció su dimisión, dos años antes del fin de su mandato. El nuevo jefe de Estado electo, Rumen Radev, se comprometió a "trabajar para que se levanten las sanciones" europeas contra Rusia. El Kremlin respondió que desea una mayor "cooperación" con Bulgaria, país "muy importante" debido a sus vínculos históricos con Rusia. La nueva situación en Bulgaria refleja un "contexto internacional que alienta la voluntad de cambio" según Parvan Simeonov, de Gallup.