Antonio Bonfatti asumirá en pocos días la jefatura del Partido Socialista (PS) a nivel nacional, con un objetivo supremo: lograr que la centroizquierda pueda convertirse en alternativa de poder.
Por Mauricio Maronna
Antonio Bonfatti asumirá en pocos días la jefatura del Partido Socialista (PS) a nivel nacional, con un objetivo supremo: lograr que la centroizquierda pueda convertirse en alternativa de poder.
El presidente de la Cámara de Diputados santafesina tiene una visión crítica sobre las medidas del gobierno nacional en materia económica, pero rescata la apuesta al diálogo que fogoneó Mauricio Macri. En ese contexto, anuncia que los diputados socialistas votarán en contra del proyecto de blanqueo de capitales, pero a favor del pago a jubilados.
Bonfatti, por primera vez, acepta que podría ser candidato a diputado nacional —si el partido se lo pide— y se muestra a favor de una apertura del Frente Progresista.
—¿Que la UCR vaya con Cambiemos a los comicios de diputado nacional pone en riesgo al Frente Progresista?
—No es ninguna novedad, porque los radicales votaron a Cambiemos en las últimas elecciones presidenciales. Y, antes, votaron a (Roberto) Lavagna, a (Francisco) De Narváez. Y nosotros fuimos como Frente Progresista.
—Pero el PRO no estaba en el gobierno nacional, eso es nuevo, y puede resultar condicionante...
—Nosotros vamos a seguir fortaleciendo el Frente y los ocho partidos que lo integran deberán definir su futuro. Se define por los cuerpos orgánicos, más allá de las declaraciones. Los partidos políticos tienen una severa crisis de representatividad, y por eso el fraccionamiento del voto. Los partidos ya no son los receptores de la voluntad, hoy las tecnologías en las comunicaciones fraccionan la participación de la gente. Por eso hay tantas ONG's: allí la gente decide militar por lo que le preocupa. Y por eso también los partidos tenemos que transformarnos, en el sentido de dar cabida a esas expresiones que no son de tiempo completo sino parciales. Y hay que atraer a personas, en forma individual, que tienen mucho por aportar. Es lo que viene.
—Admite entonces que el socialismo debe llevar adelante un proceso de apertura.
—El Frente Progresista está abierto a partir de un programa, y por tanto se debe incorporar gente que venga desde afuera y que hoy no es parte de la coalición.
—El macrismo y varios radicales sostienen que su discurso hacia el gobierno nacional es extremadamente duro.
—Siempre he planteado el respeto a la institucionalidad y la figura del presidente de la Nación. Hay que darle tiempo a un gobierno que recién empieza y que recibió una herencia muy pesada con la inflación, la pérdida de la calidad institucional y los agravios que recibimos todos los que no pensábamos como el kirchnerismo. Fuimos tratados como enemigos. Valoré la actitud de Macri de convocar a los gobernadores, de equivocarse y dar marcha atrás, como con la Corte y ahora algunas cuestiones del tema del blanqueo. Soy crítico en algunas cosas, pero planteando alternativas.
—¿Qué le reprocha?
—Haberles perdonado las retenciones a las mineras, que se llevan el mineral con una simple declaración jurada. Estamos hablando de 3.500 millones de dólares. Soy crítico del tarifazo de luz y gas. Venderle a Santa Fe energía por mil millones y pasar a 4.800 millones es tremendo. Hoy las familias tienen erogaciones que no condicen con su salario. Respecto del impuesto a las Ganancias, hay gente que cobró menos que en diciembre. El precio de la harina estaba en diciembre a 150 pesos la bolsa, hoy está a 400, ¿quién explica estas cosas? Describo una realidad, no ataco al gobierno. Yo quiero que al gobierno le vaya bien.
—¿Hay diferencias entre usted y Lifschitz respecto del posicionamiento?
—El socialismo no fija posiciones en forma individual o personal. El socialismo es un partido que ha tomado posición en sus congresos. Miguel tiene una responsabilidad que excede la del partido y es el gobernador de todos los santafesinos. Yo expreso el pensamiento más puro del partido, y no quiere decir que no lo comparta Lifschitz.
—Su desafío como presidente del PS es muy grande, porque la centroizquierda no fue alternativa en 2015...
—Es así. Intentamos otra cosa: en enero de 2014 teníamos 5 candidatos a presidente de la Nación. Defeccionaron algunos, eligieron un atajo para llegar a cargos, y yo creo en los valores y en los principios tal cual hemos sido fundados. El tiempo dirá quién tuvo razón. Nuestro gran desafío es convocar a todos aquellos que coincidan en un espacio de centroizquierda nacional.
—¿Los acercamientos de Stolbizer con Massa no conspiran para la formación de un polo de centroizquierda?
—Si es para aumentar el diálogo en el Congreso, siempre es positivo. Si son acercamientos para pasarse a otro tipo de frente, sin duda que conspira.
—Como presidente del Partido Socialista, ¿aparece Massa en el radar de alianzas?
EM_DASHNo.
—¿Y por donde iría esa construcción?
—No nos atengamos a esquemas que ya vivimos. ¿Qué es el PJ hoy? Es La Cámpora, el Movimiento Evita, Scioli, Gioja, Massa. Todo este fraccionamiento hace que se subordine el hecho de que exista un proyecto y todos adhieran a él.
—Pero no hay 2019 sin 2017. Y tanto el Frente Progresista como Cambiemos querrán ganar las elecciones de medio término.
—Sí, pero esto no es toda la realidad. De Narváez le ganó una elección a los Kirchner y parecía que se comía los chicos crudos, ¿y dónde está ahora?
—¿Será candidato a diputado?
—Soy diputado provincial, quiero seguir siéndolo pero, obviamente, pertenezco a un colectivo. Lo que decida mi partido, haré.
—¿Se lo imagina a Corral como rival?
—Corral es parte del gobierno de Santa Fe. Y su expresión política tiene ministros, secretarios, subsecretarios...
—Lifschitz planteó que se debe ir a una reforma constitucional.
—Coincido. La reforma es un hecho tan trascendente que amerita un debate muy profundo, no sólo entre los políticos y los especialistas sino que hay que ir a las escuelas, explicarlo.
—¿Y hay tiempo hasta el 2017 para debatirlo?
—Hasta el 2018 tenemos tiempo de sobra. Yo no mezclaría una elección de diputados nacionales y concejales con la de constituyentes. La Constitución es más que eso.
—La posición más dura para reformar la Constitución parece ser suya, no de la oposición.
—No, ¿por qué me dice eso? Es una posición histórica de mi partido. Yo convoqué a los partidos para hacer la reforma y no tuve el visto bueno para avanzar. Es diferente a lo que ocurre hoy, escucho a referentes opositores que dicen que es necesario. Bueno, empecemos un diálogo para cambiarla.
—Binner dijo que muchas veces tenía ganas de llamarlo a usted, cuando era gobernador, para sugerirle cosas, pero que se frenaba. ¿Le pasa con Lifschitz?
—Un gobernador tiene su propia impronta. Nunca lo llamé a Lifschitz para decirle tal o cual cosa. Si Miguel me consulta, tendrá mi palabra de aliento.
—¿Y cómo observa la gestión?
—Como una continuidad de algo que se inició hace 8 años con un frente y que tiene algo que no existe en el país: un plan estratégico, y no es un tema menor. Los proyectos están escritos y son los que Lifschitz está llevando adelante.
—¿En caso de haber reforma constitucional, Lifschitz debería abstenerse de ir por la reelección?
—Nunca hay que buscar la reforma para la reelección del que gobierna. Binner y yo dijimos siempre que habíamos jurado por una Constitución, y se debe respetar. Tengo mis serias dudas sobre la reelección. La alternancia es saludable.
—O sea: 4 años y punto.
—Es una posibilidad. Podría haber solo una reelección para todos los cargos. Hay concejales que hace más de 20 años que están. Eso no es bueno para la democracia.
—¿Cómo va a votar el socialismo el proyecto de blanqueo?
—Siempre votamos en contra de los blanqueos, porque es premiar a los que se llevaron el dinero, violaron las leyes al no pagar impuestos. Ahora se los premia con pagar sólo el 10 por ciento, y puede haber mucho dinero turbio. Ahora fíjese: el almacenero, el quiosquero, pagan 35 por ciento. A ese lo castigamos. Vamos a votar a favor del régimen jubilatorio, haciendo la salvedad de que no hace falta una ley.
—Estará pensando en volver a la Gobernación...
—No, ni lo pienso.
—Como referencia para 2019 queda usted. Y Lifschitz si hay reelección.
—¿Quién le dijo eso?
—¿Qué nombres podrían suceder a Lifschitz?
—No voy a dar nombres, pero hay gente que está capacitada.