Al finalizar calle España y muy cerca del balcón que mira hacia el río funciona la Biblioteca del Paraná. Este espacio cultural que pertenece al club Peña Náutica Bajada España, y reabrió sus puertas hace cuatro años, se parece muy poco a otras bibliotecas de la ciudad. Cada vez que rosarinos y turistas de todo el mundo pasean por el Parque de las Colectividades se encuentran con la biblioteca, muchos descubren su encanto y recorren sus estanterías en busca de bibliografía específica del río o libros de literatura.
Abre de miércoles a sábados, y ofrece actividades culturales durante todo el año: charlas de ecología, presentaciones de libro, talleres de escritura y fotografía, y la proyección de películas, una propuesta que se hizo costumbre durante los últimos viernes del verano.
Sentadas alrededor de una mesa que ocupa el lugar central de la biblioteca, el grupo de mujeres que integra la comisión directiva y pertenece al club, narra parte de la historia de este lugar que se fundó en la década del 90 y permaneció cerrado varios años: "No se trata de una biblioteca escolar, tampoco popular porque pertenece a la Peña Náutica, el único club de río que cuenta con una actividad cultural institucionalizada". Estas mujeres se ocuparon de la recuperación de los libros, la reorganización del lugar y del equipamiento. Así iniciaron el camino para conformar una biblioteca especializada en la historia del río Paraná, el registro fotográfico existente y su cocina, anhelando que un día se convierta en un referente para todo aquel que quiera profundizar o conocer acerca del tema.
"Los libros que habían pertenecido a la biblioteca antes de su cierre se encontraban tirados y en muy mal estado, rescatamos siete mil ejemplares, limpiamos y ordenamos pero muchos otros no pudimos recuperarlos. Tampoco teníamos idea de cómo organizar una biblioteca. Primero los clasificamos según la temática, y en cuadernos comenzamos a registrar todo el material", destaca Bea Suárez, una de las integrantes del grupo. Todas recuerdan el 12 de septiembre del 2012, el día que la biblioteca retomó su actividad cultural. "Vivimos ese momento como una fiesta, invitamos a toda la gente que había fundado la biblioteca y a la primera bibliotecaria. Uno no abre dos bibliotecas en la vida, por eso es tan fuerte el lazo que nos une con este lugar, su historia es como un tango, y las cosas que se lograron porque hubo entusiasmo, constancia, capacidad y trabajo". También admiten que cuesta sostener este proyecto cultural que sólo recibe el aporte del club y se lamentan por los actos de vandalismo que continuamente sufre este lugar.
Historia y reapertura. Esta biblioteca también supo funcionar muy bien en sus comienzos cuando un grupo de socios del club peticionaron ante la Municipalidad la concesión de dos casas pequeñas situadas arriba del Peña Naútica, que habían pertenecido al ferrocarril, y en una de las cuales funciona hoy la biblioteca. Con libros donados por la familia del secretario de esta entidad, José Díaz de Brito en 1997 se puso en funcionamiento este espacio cultural, cuya sala lleva el nombre de María Lidia Segura, en homenaje a una de sus fundadoras. Pero por razones políticas del club, y falta de recursos, ocho años más tarde cerró sus puertas.
En 2010 una nueva comisión directiva conformada por mujeres (Silvia Maida, Bea Suárez, Mónica Cottilli, Teresa Renatti, Mirta Gaspari y María Teresa Aichino) propuso reabrirla, y así firmó un acuerdo con la Municipalidad, que se ocuparía de restaurar el exterior del edificio, cuya galería continúa hoy prácticamente inutilizada por peligro de derrumbe. "Nosotros cumplimos. La pusimos en funcionamiento, con actividades culturales, préstamos a domicilio y en el parque, incremento bibliográfico, talleres y cine al aire libre", destaca Mirta. "Nos llama la atención que las autoridades municipales no se hayan interesado por este lugar que es una vidriera al mundo. La gente que camina cerca del río, descubre esta biblioteca y por supuesto se acerca para conocerla", destacan.
La mayoría de los objetos y libros que forman parte de la biblioteca registran una historia algunas veces anónima, otras misteriosas y también de artistas y personalidades que dejaron su huella. "Una vez se presentó una vecina y nos dijo que deseaba realizar una donación, entonces con un carrito de supermercado nos dirigimos hacia su casa para retirar los libros. No sabíamos de quién se trataba hasta que comenzamos a ver las esculturas del Negro Fontanarrosa, y muchos libros suyos, en ese momento la señora nos dijo que era la viuda del humorista y escritor que quería donar parte de su biblioteca personal. Nos emocionamos al saber que contaríamos con este material tan valioso, y no dejamos de sorprendernos al descubrir también algunas notas registradas por el Negro en el interior de los libros y dedicatorias de varios famosos".
Areas nuevas. La bibliotecaria Ana Belén Sides se suma a la charla y relata su experiencia en contacto con los lectores que visitan el lugar y consultan su bibliografía. "Muchas personas se acercaban a la biblioteca y nos preguntaban si había actividades para los más pequeños, así que el año pasado creamos un rincón infantil de consulta para que niños y niñas", destaca haciendo hincapié en la actitud que mantienen los adultos cuando se acercan al lugar. "Son los padres quienes no le dedican un tiempo a la lectura y siempre están apurados cuando pasan por acá, los chicos en cambio siempre se enganchan con los juegos y dispositivos que les propone la biblioteca. También a los jóvenes hay que darles la oportunidad, y dejarlos participar, porque contrariamente de lo que muchos piensan, a ellos también les gusta leer".
La biblioteca incorporó también un espacio de literatura juvenil, además de juegos de rompecabezas con temáticas de naturaleza, material literario didáctico y sobre la flora y fauna del litoral que incrementó el área de referencia específica de la biblioteca. "Se registra un gran número de consultas referidas a material sobre el Paraná, también notamos que aumentaron los préstamos en el último año, sobre todo en la circulación de literatura infantil, latinoamericana y argentina", continúa Ana Belén. Para este año proyectan profundizar las tareas de lectura en familia convocadas por el Rincón Infantil y sumar nuevas lecturas al sol, una posibilidad que se les ofrece a los lectores en el parque.
"Todos los que pasan por acá se quedan fascinados, se sorprenden porque no esperan encontrarse con una biblioteca en un lugar principalmente destinado a la gastronomía y el paseo", señala la bibliotecaria, una joven nacida en Neuquén que siempre caminaba también por la zona y cumplió su sueño de trabajar en este lugar.