Hay mucho en juego esta tarde. La consideración no se refiere a cuestiones deportivas. Rosario tiene que demostrarse a sí misma que nada es capaz de empañar el acontecimiento deportivo por excelencia de la ciudad. El mensaje de un clásico en paz fue refrendado por Eduardo Bermúdez y Raúl Broglia, presidentes de Newell's y Central, respectivamente. Se mostraron juntos en la reunión del martes con el ministro de Seguridad de la Provincia, Maximiliano Pullaro. Y volvieron a juntarse el viernes en la Municipalidad, en la cita que mantuvieron con la intendenta Mónica Fein. Para los gobiernos provincial, principalmente, y municipal, también es todo un desafío demostrar que son capaces de garantizar la seguridad.
Las expresiones de los presidentes fueron coincidentes. En todo momento expresaron un respeto mutuo. Sin dejar de diferenciarse, porque los divide los colores de sus clubes, dejaron en claro que su colega no es un enemigo. Los gestos que tuvieron fueron señales claras.
La intención de estos encuentros fue colaborar para disminuir la agresividad con la que se vive el clásico en cada rincón de Rosario, con hechos que terminaron con heridos y muertes. Ese nivel de intolerancia, y delincuencia, llevó a que el clásico adquiera muchas veces trascendencia nacional más por los incidentes que por el juego en sí.
"Quiero destacar algo, el abrazo que nos dimos no es ficticio", subrayó Broglia sobre el gesto que tuvo con Bermúdez durante el encuentro que mantuvieron en la sede de Gobierno de la Provincia en Rosario. "Entre las comisiones directivas está todo muy bien", señaló a la vez el titular leproso.
"Queremos dar este mensaje de unidad, de convivencia, y se vio reflejado en el abrazo que se dieron las autoridades de las dos instituciones", expresó a su turno el ministro de Seguridad, Pullaro. Las palabras y las actitudes tuvieron un fuerte contenido, contrario al de otros tiempos en el que las chicanas y comportamientos no contribuyeron para evitar la violencia.
Bermúdez manifestó sentirse "orgulloso" de tener este acercamiento con sus pares de Central. Broglia habló de la necesidad de "desdramatizar" el clásico. Los presidentes dieron señales positivas. Ahora es la ciudadanía identificada con ambos clubes quienes tienen que comportarse como corresponde. Y que el aguante que tanto se encargan en resaltar unos y otros no signifique reaccionar violentamente ante la adversidad. Es que el auténtico aguante es afrontar la adversidad con entereza.
Se sabe de todas maneras que la mayoría no reacciona en forma agresiva. Los que actúan mal son los menos. Y es allí donde el Estado debe actuar. Al gobierno provincial, encargado de la seguridad, y a la Justicia le caben esa tarea. Que se intensifica en las últimas semanas debido a que en la tribuna rojinegra se vive una situación particular, que es la puja por el control de la barra.
Por pedido del gobierno de la Provincia, el juez Javier Beltramone dictaminó una restricción judicial, que impide a 38 personas vinculadas a la barra asistir al club, al estadio o a sus adyacencias durante los partidos, o al tradicional "Banderazo", por los próximos seis meses. Se aplicó justamente en el banderazo del jueves, impidiendo el ingreso de 37 personas. El ministro Pullaro informó ayer que la intención es extender la prohibición a más nombres.
Es una de las varias medidas a aplicar para evitar actos violentos. El operativo de seguridad, con unos 700 efectivos, también tendrá que rendir examen. En definitiva todos jugarán su partido, con mayor o menor responsabilidad, para que el clásico y las pasiones que despierta no se desborden. w