Los días del país de hoy, la crisis, la desesperanza, los exilios. Los cinismos. Los casamientos
fastuosos. Los “reality shows”. Los que compran departamentos de a dos. La pobreza. Los
presidentes que no gobiernan y los que gobiernan demasiado. Las noches de la ciudad de hoy. Tantos
cines a los que ya no se puede llegar caminando. Tantos cines a los que ya no se llega.
Los diarios, las tapas de los diarios. La gente leyendo las tapas de los diarios en los
exhibidores callejeros de los kioscos. La gente que lee las tapas y otra gente (mucha menos) que
compra el diario.
El fútbol que de pronto es libre, la música en MP3 y MP4. Las disquerías semivacías y con
medio stock en oferta. Globalización, le dicen. Y sin embargo, todavía, las canciones. Como
I’ll Take The Rain, de REM.
El disco se llama Reveal. Los discos siguen siendo discos para quienes los aman, los
atesoran, los acarician, los comparten y a veces los escuchan cuando el tiempo se transforma en
inesperada, bienvenida, añorada libertad.
El disco se llama así, Reveal, es uno de los últimos de REM (“ariem”,
pronúnciese, según dicen los que dicen que saben), y la canción que brilla, I’ll Take The
Rain, es la banda número once de Reveal, que se rebela y nos revela un mundo donde todavía son
posibles la belleza, la verdad, la intensidad, la maravilla. Y que por esas mismas razones hace
bien, hace falta, hace el amor, nos hace mejores.
I’ll Take The Rain, elijo la lluvia, me quedo con la lluvia. Canción de amor,
desgarradora: “If this is what you’re offering/ I’ll take the rain, I’ll
take the rain” (“si esto es lo que me ofreces/ elijo la lluvia, me quedo con la
lluvia). De esas que nos dejan mudos, de esas que desatan nudos, de esas que limpian el alma.
(Como muchas otras que canta el gran Michael Stipe: como Nightswimming, como Strange
Currencies, como Sad Professor, como The Man On The Moon, como...).
I`ll Take The Rain. Un objeto virtual en plena realidad. Pero más real que la realidad misma.
(Porque la realidad pasa y no pasará I’ll Take The Rain. Quedará latiendo en la memoria).
Los días del país de hoy. La crisis. La desesperanza. Los exilios. Los pobres que reclaman.
Los ricos que se quejan. Las filas de jóvenes frente a las embajadas de países europeos. Ellos ya
no creen. Ellos también dicen lo que dice la canción, pero se lo dicen a un país: “Si esto es
lo que me ofreces...”.
Han elegido la lluvia. Se quedan con la lluvia.
¿Quién parará la lluvia?