Para un equipo joven como el de Atalaya, jugar en casa quita presiones, le permite soltarse y encontrar su mejor versión. Siempre hay tiempo para un pase más, la confianza en el tiro es superior y la concentración e intensidad defensiva también.
Para un equipo joven como el de Atalaya, jugar en casa quita presiones, le permite soltarse y encontrar su mejor versión. Siempre hay tiempo para un pase más, la confianza en el tiro es superior y la concentración e intensidad defensiva también.
Por eso, tras dos derrotas como visitante, reencontrarse con el Ornati y su gente le brindó al Azul la tranquilidad que necesitaba para derrotar a Unión de Sunchales 76 a 54 y retomar el liderazgo de la División Santa Fe del Torneo Federal.
El inicio fue inmejorable, compacto atrás y explosivo adelante, con Suárez exprimiendo su velocidad y Godoy incisivo para romper la defensa visitante. La racha de 10 a 0 para el local obligó a la visita a modificar el rumbo táctico del juego y apostó a una defensa zonal que tuvo largo rato a maltraer a Atalaya. En ofensiva, Unión encontró los triples de Pennacino, Busso y Porchietto y pudo emparejar el partido en incluso pasar al frente. Todo en el marco de un rectángulo difícil de transitar por la molesta humedad del piso.
Pero no le duró demasiado el aire a un Unión que llegó con el plantel reducido, y apenas se quedó sin gol externo empezó a desnudar las carencias que lo tienen en el último lugar del grupo. Atalaya volvió a mover bien la pelota, buscó el tirador mejor posicionado, Bustos fue clave en ambos costados, y el Azul encontró rápidas soluciones. Entraron los triples y también apareció el tiempo y el espacio para las contras. El cierre fue contundente, sin riesgo alguno para la victoria y con la alegría de poder cortar la racha negativa de las últimas fechas. En casa Atalaya sigue perfecto, recuperó la punta y su mejor funcionamiento.