"Facu era un buen pibito. Andaba con sus ropitas en una bolsa porque nunca sabía donde iba a terminar durmiendo. El no era de acá, era de Córdoba". Uno de los amigos de Facundo Fernández sintetizó en esas cuatro oraciones la corta vida del pibe asesinado pasada la medianoche del viernes, a los 21 años. Facu circulaba en una bicicleta cuando dos jóvenes en moto lo emboscaron a metros de la casa de su novia, en 17 de Octubre y Thompson, en el barrio Villa Diego de Villa Gobernador Gálvez. "El venía en bicicleta. Cuando vio a los pibes que le iban a tirar, arrojó la bicicleta y empezó a correr. Ahí le pegaron un tiro en la pierna. Siguió corriendo y cayó en el patio de la casa. Después le metieron otros dos disparos en la cabeza y en la espalda. Cuando lo levantamos ya estaba frío", explicó uno de los amigos que lo socorrió. Al lado del cuerpo del pibe quedó una bolsa con sus pocas ropas.
A Fernández lo trasladaron al hospital Anselmo Gamen en el auto de un vecino pero allí nada pudieron hacer por él. Los amigos del pibe relataron con crudeza el contexto en el que ellos entienden que sucedió el ataque. Nada que no esté normalizado en algunos barrios de Rosario. Pero los términos en los que relataron los muchachos que compartían sus horas con Facundo es lo que preocupa. "Estos fueron el «Gordo Huguito» y el famoso «Ricardito». El Gordo ya tiene una muerte. Ellos trabajan para los transeros de calle Edison (vendedores de drogas instalados a dos cuadras de la escena del crimen) y nos hacen la guerra a nosotros porque no queremos vender. Acá no vamos a dejar que se venda droga y vamos a defender nuestra calle. Es como los de Corrientes al fondo (y San Juan, a unas siete cuadras) que también pasan por acá tirándole a cualquiera. Tiran a matar. Pero nosotros no vamos a vender droga para ellos".
En comunidad. En una casa ubicada en la esquina de 17 de Octubre (ex Mendoza) y Thompson conviven, en una especie de comunidad según ellos mismos lo describen, un grupo de personas entre las que sobresale una madre con niños pequeños. Por esa esquina pasan los colectivos 142 y 35/9. La vivienda que ocupan es básicamente de material, con algunos sectores derrumbados. El perímetro del terreno está "asegurado" por chapas oxidadas, perforadas por un sinnúmero de balazos. También hay impactos de proyectiles en algunas paredes. "¿Ve? Esos son de los policías que también nos tiran", describió otro de los muchachos mientras mostraba a los periodistas el patio de tierra en el que cayó agonizante Fernández. La versión oficial indicó que en el patio de la casa se celebraba entonces un cumpleaños.
"Mire. Nosotros tenemos que vivir «corte búnker» (como en un quiosco de venta de drogas) porque vienen estos giles que ni la policía puede parar y nos disparan. Tuvimos que tapialar las ventanas y tenemos que estar a la expectativa que no vengan a cagarnos a tiros. Son todos malos porque andan con fierros. Después los agarras solos y no te dicen nada", relató un amigo del pibe asesinado, que no supera los 20 años y habla lenguaje tumbero. El pibe relata lo sucedido. Se quiebra, y llora de impotencia. Y vuelve a narrar sin filtro lo que le toca vivir. Siempre con precisión quirúrgica, aunque en el aire quede flotando que hay una parte de la narración que queda a oscuras.
Solos y sin ayuda. Todo termina siendo según el cristal con el que lo mire. Para los pibes de las esquina de 17 de Octubre y Thompson, su comunidad es un símbolo de identidad. Para muchos otros vecinos del barrio, la mirada no es tan romántica y lo describen como una ranchada carcelaria. "En la esquina de la cortada es un lugar donde a la noche se juntan pibes, algunos se mandan sus macanas y después vienen los líos y los vueltos. Es una especie de aguantadero", comentó una vecina. "Acá, salvó el vecino de la esquina, nadie nos prestó ayuda. Facu se nos estaba muriendo y los vecinos nos dieron la espalda. Fuimos a buscar a un vecino que tiene una 4x4 y nos cerró la puerta en la cara", indicó uno de los muchachos escoltado por dos perros callejeros que buscaban el calor del sol.
Facundo Fernández era oriundo de Córdoba. Dos de sus hermanos y una de sus abuelas residen a pocas cuadras de la escena del crimen. El pibe repartía su vida entre La Docta y Villa Gobernador Gálvez. Según sus compinches, había llegado hacía dos semanas y había entablado una relación con una de las chicas que vive en la casa. "Era un filito", describió con ojos de niños uno de los más pibitos, de 14 años. "Facu andaba con sus ropitas en una bolsa porque nunca sabía dónde iba a terminar durmiendo", describió uno de los mayores, poniendo en contexto el por qué de la bolsa con ropa que quedó al costado del cuerpo y que llevó a inferir a los investigadores de que el pibe había estado robando. En la bolsa había una remera, una camisa a lunares, un buzo color gris, una campera deportiva, un par de medias, un pantalón deportivo, tres camperas y un par de zapatillas.
Rivalidades. Para los pibes de Thompson y 17 de Octubre el mundo se divide entre su territorio, su calle, que está amenazada por "los transeros" que operan en las inmediaciones de Corrientes y San Juany los que tienen su área de referencia en c 17 de Octubre y Edison. "Nosotros seremos unos 20, pero los de Corrientes al fondo son como 80. No te miento. Y todos enfierrados", describió otro amigo de Facu.
No fue la primera vez que un ataque a balazos en esa esquina quedó documentado. La madrugada del 20 de marzo Adrián "Homero" A., de 19 años, estaba en la esquina cuando dos personas en una moto efectuaron varios disparos y le dieron en el abdomen. Lo trasladaron al hospital Gamen y de allí al Heca. "Esto es así. De un lado o del otro, pasan y nos tiran. Todo porque nosotros no queremos que acá se venda droga. Ya sabemos cómo es esa historia. Cuando se vende droga todos quedan manchados. Los que venden, los transeros, los que consumen, y acá hay mucha madre con nenes chiquitos. No nos va a quedar otra que hacerles la guerra porque la policía no hace nada y nosotros no podemos esperar que maten a otro pibe", explicó otro de los muchachos.
La sensación térmica que se percibía ayer en Thompson y 17 de Octubre indicaba que esta historia no está cerrada. Que habrá más violencia callejera. El homicidio de Fernández es investigado por el fiscal Adrián Spelta, quien comisionó para que trabaje sobre el terreno a efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI). "Nosotros estábamos escuchando música y pasaron estos giles enfierrados tirando. Y lo mataron. Esta calle hace rato que no es de nadie. ¿Si vamos a pedir Justicia? Para qué. Si la policía no hace nada. Nosotros no podemos esperar por Justicia", indicó otro de los amigos de Facundo Fernández.