Como lo hacía cada mes antes del día 15, la mujer llegó al departamento desocupado que le había dejado en herencia su tía para recoger los impuestos y la correspondencia. Puso la llave en la puerta y comprobó que alguien había cambiado la cerradura. Escuchó que adentro alguien tiraba la cadena del baño. Toco el timbre y se asomó un desconocido con modales ásperos que dijo ser hermano del dueño. "¿De quién? Si mi tío no tenía hermanos", razonó la mujer antes de retirarse asustada del edificio de Montevideo entre Moreno y Dorrego, a media cuadra de Tribunales, cuya venta fraudulenta lo convirtió en el séptimo inmueble de la cadena de fraudes con propiedades que investiga la Fiscalía de Delitos Complejos.
La escena en cuestión ocurrió en el mes de febrero de 2014 y fue relatada por los fiscales de Delitos Complejos Valeria Haurigot y Sebastián Narvaja hace dos semanas, cuando le imputaron este nuevo hecho al acusado Jonathan Javier Zárate. Hasta ahora la acusación fiscal a once personas —de las cuales nueve están presas— se había montado en torno a seis presuntos fraudes inmobiliarios. El ardid enrostrado a Zárate es el séptimo hecho.
Es que las víctimas de la maniobra acudieron a dar detalles a la Fiscalía el 5 de octubre pasado, dos semanas antes de los allanamientos y detenciones en la megacausa por asociación ilícita, fraudes inmobiliarios y lavado de activos. Según el planteo acusatorio los dueños originales de los inmuebles fueron desapoderados con poderes falsos para, luego de una cadena de ventas, darles apariencia de legalidad.
Falso apoderado. Por este caso fue implicado Zárate, de 33 años, quien era el chofer del vendedor de autos Juan Roberto Aymo, este último acusado como organizador de la "primera célula de la estafa" a la que se le endilga buscar las propiedades y desapoderarlas, para luego transferirlas a integrantes con mayor poder adquisitivo. En otros dos casos Zárate aparece como falso apoderado que vende en nombre de los verdaderos titulares.
En este, firma un boleto de compra venta que tendría adulteradas las firmas de los dueños del departamento. Fue acusado de de falsificación de documento privado, uso de documento falso, usurpación y estafa en grado de tentativa. El declaró que le otorgó su firma a una persona inhibida sin saber con qué fines sería usada. La jueza Mónica Lamperti prorrogó su arresto preventivo hasta el 12 de diciembre.
Para la Fiscalía, del plan para quedarse con ese departamento de un quinto piso participó el dirigente del Sindicato Unico de Monteros Argentinos Maximiliano Rodrigo González De Gaetano, a quien no le fue imputado el hecho.
El inmueble es el 5º B de Montevideo 1917 y que perteneció al matrimonio de Omar Andrés Escalante y Máxima Lidia Flores. El hombre falleció en 2007 y a los seis años murió su esposa, a quien le decían Lili, y que siguió viviendo sola. Allí solían visitarla y asistirla los hijos de un matrimonio amigo, quienes afirman ser los herederos de la propiedad y de hecho la administraron tras el deceso de la mujer en 2013.
En fecha previa a febrero de 2014 Zárate confeccionó un boleto falso en cual consta que el 22 de noviembre de 2006 Omar Escalante y Máxima Flores, cuyas firmas "a prima facie se evidencian apócrifas", le vendieron el inmueble "en la aparente y vil suma de 150 mil pesos", consignando en la cláusula cuarta que iba a ser entregado en posesión "en ocasión del fallecimiento o desaparición física de los vendedores".
Más adelante, el 24 de febrero de 2014, González de Gaetano inició un juicio de escrituración en contra del matrimonio en el juzgado Civil y Comercial Nº 13, a cargo de Edgardo Bonomelli. Fundó su reclamo en una sesión del 20 de febrero de 2014 en la cual Jonathan Zárate le cedió onerosamente "todos los derechos y acciones" sobre el boleto de compraventa apócrifo, que acompañó en la demanda. Con este ardid, según la fiscalía, pretendía engañar al juez y obtener una sentencia de escrituración en su favor. Parte del legajo original está perdido, dijo Haurigot.
De esto los cinco sobrinos de Lili —cuatro mujeres y un varón— se enteraron en febrero de 2014 cuando una de las mujeres, Nancy, fue a retirar impuestos al departamento ya desocupado y que ellos mantenían. Según Haurigot, la mujer contó en su denuncia que con los dueños no tenían un vínculo de sangre pero sí afectivo: "Omar Escalante trabajaba con su padre en la Técnica 2 antes de que ella naciera. Los matrimonios postizos eran amigos de toda la vida".
"Ibamos de vacaciones juntos —relató Nancy—. El tío falleció en el 2007. A la tía la veíamos para las Navidades, para los cumpleaños, eran mi familia. En los últimos tiempos ella empezó a enfermar. La tuvimos que internar. Nosotras éramos apoderadas de la jubilación y de la pensión. Y nos hicimos cargo de la internación, también de cuidarla. Ella fallece el 20 de mayo de 2013. Nosotros sabíamos dónde tenían todos los papeles y encontramos una carta con su letra que decía que era su voluntad dejarnos el departamento a nosotros. A partir de ahí empezamos a pagar los impuestos".
El hermano del dueño. La mujer contó que solían ir a limpiar, hasta que un día de febrero de 2014 se encontró con el departamento ocupado y la cerradura cambiada. Tocó la puerta y apareció un extraño. "Encima se ve que estaba en el baño porque sentí el ruido del botón. Estaba abrochándose los pantalones. Me sentí muy asustada. Sé que era gordo, le faltaba algo de pelo, cara redonda. Del susto que tenía casi no lo miraba. Y me dice: «¿Usted quién es?». «No EM_DASHle digoEM_DASH. Usted quién es». «Soy el hermano del dueño». Yo no entendí nada. Si Omar no tenía hermanos. Quedé perpleja y me fui".
Luego de comentar el incidente con los sobrinos y otros familiares de la mujer, Nancy pasó por el edificio acompañada por su marido, tocó timbre y se animó a decir: "Ustedes son unos usurpadores, esta no es su casa, más vale que en media hora no estén más". La respuesta fue: "Vos te tenés que ir". Enseguida bajó un señor que, según su relato, era González De Gaetano. "Me empezó a decir que se lo había comprado a un tal Zárate, de buena ley. Con mi marido nos damos cuenta de que enfrente tenía a alguien que vigilaba. Un patovica, alguien cruzadito de brazos que nos miró hasta que nos fuimos".
"Este hombre —continuó en referencia a De Gaetano— hacía alarde de que vivía comprando departamentos en oportunidades baratas, le mostró a mi marido un auto de alta gama carísimo. Nosotros le seguíamos insistiendo que era de nuestra tía. Me puse a llorar".
En medio de esa conversación, contó, su interlocutor hizo una pregunta para demostrar que conocía a su familia: "¿Vos quién sos? ¿Nancy o Analía? ¿Vos sos la de calle Garzón?", inquirió, mencionando la calle donde vive su hermana. Y aunque ella preguntó por la heladera, fotos familiares y un anillo de oro de su tía que estaban dentro de la propiedad, el hombre le contestó que "el departamento estaba vacío".
"Mi marido le decía que nosotros éramos gente humilde, que cómo nos estaban haciendo esto —relató Nancy—. En definitiva nos terminó diciendo que si a él lo habían estafado iba a mandar a sus muchachos del sindicato".
Irrecuperable en el Veraz
Entre la prueba que acompañó la Fiscalía para dar cuenta de una operación fraudulenta figura el análisis patrimonial sobre Zárate respecto de la fidelidad del primer boleto de compraventa que dio origen al juicio civil. La pericia de una contadora pública reveló que la operación "no se registra en el perfil fiscal ni se condice con el perfil patrimonial ni financiero de Zárate". Incluso remarcó que esa presunta venta se hizo en 2014. En esa época Zárate, por un incumplimiento con el sistema financiero a raíz de un préstamo de 10.600 pesos tomado en 2013, pasó a estar informado en situación 5 (irrecuperable) en el Veraz hacia mayo de 2015, dijeron los fiscales.