Sin enojarse, a cara de piedra, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, defendió las políticas del gobierno nacional sobre tarifas de servicios públicos. Durante horas escuchó durísimas críticas, y también imputaciones personales por presunta incompatibilidad para ejercer el cargo por su pertenencia a la empresa petrolera Shell. Todo en el marco de una sesión plenaria informativa de cuatro comisiones (Presupuesto y Hacienda, Energía y Combustibles, Obras Públicas y Defensa del Consumidor) en la Cámara de Diputados. Como era previsible, la multitudinaria reunión con más de 115 legisladores presentes, sin embargo, no arrojó resultados concretos para calmar la preocupación ciudadana.
Para los representantes del oficialismo "no hay tarifazo". Y según el presidente del plenario, el diputado rosarino del PRO Luciano Laspina, "el 87 por ciento de los argentinos recibió facturas menores a 500 pesos".
Como era previsible, nadie cambió su visión sobre el conflicto. Y todo sigue, ahora en el capítulo de la Corte, que se espera tome una determinación que encamine el problema desde la perspectiva jurídica. Aunque el capítulo político continúe abierto.
Con una exposición de unos 30 minutos, Aranguren abrió su explicación. "La energía es escasa, importada y cara", advirtió el representante de la Rosada. Y que el gobierno anterior mantuvo los "precios artificialmente bajos, que apenas cubrían el 11 por ciento del costo. Con las tarifas que proponemos cubriremos el 30 por ciento del costo", agregó.
En relación a las asimetrías entre los precios de las tarifas entre el interior y el área metropolitana, "pasarán de 7 a 1 a 3 a 1". Varios diputados de provincias señalaron con asombro que se mantenga, apenas morigerado, el desbalance entre interior y el área metropolitana.
Hubo una ausencia notoria, la del presidente de la comisión de Energía, Julio De Vido. Que así evitó que se distraiga el centro de atención sobre Aranguren. De todos modos, dejó una carta autorreivindicatoria que leyó el titular del bloque del FpV, Héctor Recalde, en su nombre, en la primera intervención de la tarde, sobre las 14.30: "Con las tarifas «atrasadas», durante nuestro gobierno se invirtieron en el sector 25 mil millones de dólares, terminamos Atucha II, Yacyretá, construimos 5.500 kilómetros de líneas de alta tensión, incorporamos a 11 provincias a la red nacional, aumentamos a 12 mil megavatios la capacidad instalada, pasando de 14.500 a 25.000 megavatios los picos de consumos entre 2003 y 2015".
Una de las clásicas espadas en Diputados, Graciela Camaño (FR), le puso condimentos a la tarde: "¿Qué hicieron? No se entiende semejante zafarrancho ministro. Usted le firmó un aumento a Shell, eso es totalmente incompatible (Aranguren tiene acciones en esa compañía, de la que fue presidente hasta fines de 2015). ¿Qué estudios hicieron para determinar el tarifazo?", disparó Camaño. Del mismo partido, el rosarino Alejandro Grandinetti le preguntó: "¿Cuál es la idea que tienen sobre el gradualismo?, porque si hubo inflación del 45 por ciento, una devaluación del 60 y paritarias promedio del 28, ¿por qué un aumento de tarifas del 400 por ciento?".
Por su parte, el diputado del FpV Axel Kicillof insistió en que el Congreso cuenta con atribuciones para suspender el tarifazo, aunque no sea su tarea fijar el monto de las nuevas tarifas. "Está todo mal hecho, hay que retrotraer y discutir de nuevo". Para el kirchnerismo, el gobierno de Mauricio Macri se encamina hacia una desregulación del mercado energético. "Es imposible no subsidiar las tarifas", agregó, a su vez, Edgardo Depetri, también del FpV. En ese mismo sentido, el diputado José Ignacio De Mendiguren (FR), abundó: "Chile, Brasil y EEUU, entre muchos otros países, han gastado porcentajes mayores de su PBI que la Argentina en subsidios a la energía".
Entre las voces que ayer se escucharon en el anexo de Diputados, Myriam Bregman (FIT-PTS) se preguntó, "¿qué ganancia tiene que dar un hospital, una calle, el agua, el gas o la energía eléctrica?". Para la diputada porteña, el punto a discutir no es sobre la legalidad del tarifazo, sino sobre la "legitimidad".
Entre las humoradas, frases para el recuerdo, abucheos y aplausos, se destacó el diputado por sanluiceño Luis Lusquiños, Compromiso Federal: "Me resisto a creer que la solución para los argentinos sea «dunga dunga o muerte»".
El mismo Lusquiños le espetó luego: "¿Qué espera para dar un paso al costado y liberar las manos de Macri", a lo que Aranguren respondió: "A mí me puso y me saca el presidente. No tengo que renunciar a absolutamente nada".
La dinámica de un plenario de comisiones meramente informativo es jurídicamente débil: no produce dictamen. En ese marco, el oficialismo aportó mucha tolerancia y evitó que escalen los cruces violentos. Laspina, a cargo de conducir la dura partida, tuvo paciencia infinita y permitió a los diputados hablar casi sin restricciones. Aunque hubo un acuerdo previo de sólo usar tres minutos, casi nadie lo cumplió.