La plaza 25 de Mayo se convirtió ayer en escenario de un recital, pero no se evidenció el entusiasmo habitual ante la presencia de bandas de rock. En rigor, la música sirvió de recuerdo ante el primer aniversario de la muerte de Adrián Rodríguez, el bajista que falleció en medio del show que su grupo Raras Bestias brindaba en el Café de la Flor. "Todavía hay cosas que no cierran", dijo con dolor el cantante, Joel Pereyra. Y denunció: "Hoy vamos a actuar con un electricista"
Cerca de las 17, la calle Buenos Aires, frente a la Municipalidad fue cortada, mientras un grupo de adeptos de la banda vendía remeras alusivas y, de a poco, el público se iba acercando para cuestionar el accionar de la Intendencia por la "falta de seguridad" a la hora de tocar en diferentes reductos de la ciudad. Además de raras bestias, hubo cerca de una decena más de grupos.
"Ya no sentimos lo mismo que cuando estábamos todos", sostuvo ayer Pereyra antes de añadir: "No disfrutamos de la música en un ciento por ciento".
Sin embargo, el líder de la banda destacó que "la misma familia de Adrián" pidió que la agrupación continuara actuando, ya que sus integrantes pensaron en abandonarla cuando ocurrió la tragedia.
En esta sintonía, el cantante denunció: "Tenemos que ir (a los bares y recitales al aire libre) con un electricista" para que no vuelva a ocurrir el episodio del 12 de octubre del año pasado.
La idea originaria era hacer el recital de protesta exactamente un año después del hecho, pero se debió sus pender por cuestiones climáticas.
Rodríguez tenía 34 años, era fanático del rock y desde hacía dos años le ponía los bajos a los temas de Raras Bestias. En la madrugada del 12 de octubre del año pasado actuaba en el bar cultural de Mendoza al 800. Los músicos iban por el octavo tema cuando el guitarrista agarró el micrófono para decir unas palabras y sufrió una descarga eléctrica. Rodríguez lo socorrió, empujándolo hacia un costado y la corriente que recibió le provocó un daño irreversible.
Un informe elaborado por el área técnica de la Secretaría de Control y Convivencia del municipio constató que el cortacorriente (disyuntor) estaba desconectado. Este elemento es vital ya que es utilizado para proteger a las personas de una posible descarga.
La investigación judicial por la muerte del músico está atravesando ya sus últimas etapas. Por homicidio culposo están imputados el dueño del Café de la Flor, Ariel Scharf, y el electricista encargado de la instalación eléctrica, Fernando Campodónico. Además, al inspector municipal responsable de controlar el local, Pablo Andrés Akerman, se le reprocha el incumplimiento de los deberes de funcionario público.