Una tradición no se hereda como un objeto acabado del pasado que aceptamos pasivamente sino que se construye decididamente desde el presente. A la notable tarea de configuración de un canon poético y narrativo de Rosario, impulsada en las últimas dos décadas por editoriales estatales e independientes, labor que no solo responde a un definido proyecto cultural sino también al interés de algunos escritores, editores y críticos por auto validarse institucionalmente y propiciar las condiciones de recepción de sus propias obras (lo que, de todos modos, no le resta valor a su tarea), se suma, de un tiempo a esta parte, el interés por rastrear los orígenes de una tradición crítica local.
En verdad, la cuidada edición de Conocimiento de la Argentina: estudios literarios reunidos supone la inclusión de dos libros en un mismo volumen. Por un lado, la excelente biografía intelectual de Adolfo Prieto a cargo de la docente e investigadora Nora Avaro, que resistiría de manera inobjetable su publicación como obra autónoma. Por el otro, una selección realizada por la misma Avaro de textos del autor, ordenados temáticamente, que supera las 450 páginas.
El prólogo consta de 100 páginas de información precisa, ricos testimonios, tensión dramático narrativa, valoración crítica de cada una de las obras de Prieto y un tono sentimental velado al comienzo pero que irrumpe finalmente más desembozado, cuando el lector advierte que el narrador construye la historia de una pasión crítica (cuyo "más tenaz objetivo crítico" es el de "escribir una historia social de la literatura argentina") que lo compromete: la de la llamada "edad dorada" del Instituto de Letras de nuestra ciudad, una experiencia de formación tanto para docentes como alumnos, muchos de los cuales alcanzaron con los años relevancia internacional. De este modo, el derrotero biográfico de un intelectual se vuelve parte gravitante de la historia de algunas instituciones académicas y culturales de nuestra ciudad. El texto de Avaro narra, al menos, dos historias: la de la génesis de una tradición académica local y la del desarrollo de una experiencia de divulgación cultural en nuestra ciudad (a través de la editorial de la Biblioteca Constancio C. Vigil) y en el país (la mítica colección Capítulo de Cedal), cuyos efectos son todavía palpables.
Los estudios reunidos en la segunda parte de la obra dan cuenta de la voluntad totalizante del programa crítico de Prieto y de su afán divulgador. También, de sus marcas generacionales "denuncialistas" pero además de sus propios rasgos de estilo indagatorio y escritura. Su organización no sigue un orden cronológico sino "que se inspira en el esquema de la colección Conocimiento de la Argentina que Prieto preparó para la Biblioteca Constancio C. Vigil de Rosario", que se guiaba por la cronología de la historia social y literaria argentina desde la emancipación política de España, de cuyos veinticuatro libros proyectados (que se proponían canónicos y provocadores a un tiempo) solo alcanzaron a salir cinco, como advierte Avaro en su trabajo. Las distintas secciones reúnen escritos sobre las constantes temáticas de Prieto: entre ellas, algunos períodos históricos (las guerras civiles, el rosismo, la reorganización nacional), géneros literarios (la literatura autobiográfica, la poesía gauchesca, el folletín popular, el relato de viaje), movimientos estéticos (la literatura de izquierda, el martinfierrismo), obras de autores nacionales (Sarmiento, Roberto Arlt, Martínez Estrada), la importancia de los lectores, el público y algunas corrientes críticas.
Algunos hitos editoriales de los últimos años prueban la consistencia de un legado y el afán colectivo por componer una constelación crítica. En ese sentido, podríamos asegurar que Conocimiento de la Argentina de Adolfo Prieto no está solo. Pueden mencionarse también la edición facsimilar en dos tomos de la revista "El lagrimal trifurca", a cargo de las ediciones Biblioteca Nacional en 2015, Nacionalismo y cosmopolitismo en la literatura argentina de María Teresa Gramuglio, publicado en 2013 por la Editorial Municipal, y María Teresa Gramuglio. La exigencia crítica (Quince ensayos y una entrevista), editado en 2014 por Beatriz Viterbo. A estos valiosos títulos, pueden sumarse Setecientosmonos, la antología homónima compilada por Osvaldo Aguirre y Gilda Di Crosta, editada en 2012 por Santiago Arcos, Una poética de la interrupción. Ensayos para Juan B. Ritvo, compilado por Alberto Giordano en 2011 a través de Ediciones Paradoxa, o el volumen de artículos sobre las revistas culturales de Rosario, que bajo el cuidado de Osvaldo Aguirre, prepara el sello Yo soy Gilda. Otro caso digno de mención resulta la Breve historia de la literatura argentina, de Martín Prieto. Un libro de divulgación publicado por un importante grupo editorial en 2006, de lectura amena, que no ahorra polémicos posicionamientos y, aunque pueda pasar inadvertido en una lectura desatenta, dialoga de manera constante con los aportes que la crítica literaria rosarina viene realizando, dentro y fuera de la academia, desde hace algunas décadas. Se vuelve por ello una historia plural que enhebra, entre otras, las voces de Nicolás Rosa, Alberto Giordano, Nora Avaro, Analía Capdevila, Daniel García Helder, Sandra Contreras, Roberto Retamoso, Judith Podlubne y Adriana Astutti.