Por Andrea Travaini
De ahí la importancia de la plena implementación de la transversalidad de la perspectiva de género en las políticas públicas, ya que al tiempo que facilita el acceso a una comprensión de los papeles diferenciales que juegan mujeres y varones en la sociedad, permite la concreción de estrategias para lograr que las preocupaciones y experiencias de las mujeres formen parte integrante del proceso de elaboración, implementación y evaluación de políticas y programas en todas las esferas, a fin de contribuir a la erradicación de la desigualdad genérica y fundamentalmente la violencia. Un diseño que apunte a la transformación del paradigma, al cambio cultural que desnaturalice y desinstale la violencia de género ya que no conforma una situación aislada del ámbito privado, sino que es el resultado de una construcción histórico-social .
En nuestro país se presentó hace pocas semanas el Primer Plan Nacional de Prevención y Erradicación de la violencia de género, un plan que esperábamos desde el 2009, y que por ahora tiene un escaso presupuesto.
Los avances logrados en cuanto a la igualdad de género en la ciudad de Rosario —tras más de 25 años sostenidos de políticas públicas definidas bajo la perspectiva de género— han logrado producir por un lado, una mayor sensibilización en la problemática de las violencias contra las mujeres, y por otro, aumentar la demanda de atención y seguimiento de cada situación.
Desde el municipio trabajamos desde el Área de Atención, que cuenta con equipos interdisciplinarios de atención especializados, acompañamiento de casos complejos, teléfono 24 horas (los 365 días), dispositivos terapéuticos y centros de protección.
Llevamos adelante programas de prevención como el Programa de Equidad Educativa, destinado a adolescentes embarazadas o madres que son acompañadas para terminar la escuela; la Mesa Municipal de lucha contra la Trata, que trabaja en tres ejes: prevención, capacitación y atención; el Programa #MasVocesMasIguales, donde junto al Ministerio de Educación trabajamos con los centros de estudiantes de la ciudad de Rosario durante todo el año estereotipos de género, noviazgos violentos, trata y explotación sexual, diversidad sexual, entre otros temas, y por último la construcción y fortalecimiento de redes de mujeres.
La violencia basada en género requiere de abordajes complejos que involucran aspectos sociales, culturales, económicos y jurídicos. La dimensión y multiplicidad de factores que generan y reproducen las relaciones violentas requieren un abordaje intersectorial. Ninguna institución por sí sola podrá responder a tan compleja situación, y cada una tiene responsabilidades y tareas distintas —pero imprescindibles e insustituibles— para abordar de forma integral el problema y lograr su erradicación.