La masiva movilización popular del 17 de octubre es conocida como el Día de la Lealtad por su trascendencia histórica: la incorporación de la clase trabajadora al escenario político y social de la Argentina. La reivindicación de "los descamisados" al movimiento revolucionario que fundó nuevos derechos en la perspectiva de la equidad selló compromiso con sus líderes, Juan y Eva Perón.
Y es que los cientos de miles de obreros, trabajadores, jornaleros, varones y mujeres que se reunieron en la Plaza de Mayo sacudieron definitivamente las estructuras de las corporaciones económicas, mediáticas y educacionales que se pretendían mantener en la Argentina. Como señalaría Raúl Scalabrini Ortiz, era el "subsuelo de la patria sublevado".
También nació una oposición despiadada de la élite liberal a cualquier proyecto nacional y popular que se originara. De allí en más, el peronismo, y lo que simboliza, se enfrentó permanentemente con la injuria, el desprecio, la descalificación y, finalmente, la persecución y violencia.
Entre 1944/45, con Perón en la Secretaría de Trabajo, se sancionaron 470 convenios colectivos que alcanzarían a más de dos millones de trabajadores. Luego se lograrían la indemnización por desempleo y accidente laboral, aguinaldo, vacaciones pagas, sanción del Estatuto del Peón Rural y aumento de salarios.
La reforma constitucional de 1949 introdujo derechos del trabajador, familia, ancianidad, educación y cultura. Y estableció la función social de la propiedad, del capital y de la actividad económica.
Desde entonces, como dirigentes de este movimiento debemos comprender que la lealtad es con las convicciones, con el pueblo y con la patria. Con las banderas de la justicia social, de la soberanía política e independencia económica, la verdadera transformación que parieron Eva Duarte y Juan Perón.
Han pasado 71 años y muchos líderes que comulgan la lealtad en los dichos y no en las acciones deberían defender conquistas que, desde el 2003, instauró nuevamente el peronismo tras años de liberalismo económico. Porque en los mandatos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández se aprobaron más de 60 leyes laborales.
En rápido repaso señalamos: régimen de trabajo agrario, su similar de contrato de trabajo para el personal de casas particulares y ley de prohibición del trabajo infantil. La derogación de la llamada ley Banelco barrió con numerosas disposiciones de la flexibilización del trabajo del menemismo. Se reformó la ley de concursos y quiebras amparando a trabajadores, se modificó la ley de accidentes laborales y el régimen de pasantías, se recuperaron las paritarias y el Consejo del Salario Mínimo, se asignaron cupos de programas sociolaborales para personas con discapacidad y se ampliaron las jubilaciones.
Modificaciones sustanciales que hoy penden de un hilo. El peronismo, en honor a la lealtad, debe reafirmar su insoslayable nacimiento: el de la epopeya de los desclasados que aquel 17 de octubre marcó a fuego la vida de los argentinos.